Así se vivió el vuelco del cayuco en El Hierro: “Nunca vi nada semejante”
El presidente canario, los sanitarios de la emergencia y los profesionales de Salvamento Marítimo relatan la tragedia, en la que fallecieron tres niñas y cuatro mujeres

El Hierro se ha acostumbrado en los últimos años a recibir un flujo incesante de cayucos con centenares de personas a bordo y de ser escenario de un drama humano tras otro. Sin embargo, muchos de los que asistieron este miércoles al vuelco de una embarcación con 152 personas a bordo en pleno muelle de La Restinga (al sur de la isla) en el que perdieron la vida tres niñas y cuatro mujeres, coinciden en algo: nunca habían presenciado nada parecido. “Nunca vi nada semejante a lo de ayer”, sentencia el presidente canario, que se encontraba en la isla en el momento de la tragedia. “Ayer fue un punto de inflexión”, completa Luis González, director médico del Hospital Insular Nuestra Señora de Los Reyes. Dos buzos y dos sanitarios presentes en la emergencia han rehusado relatar lo sucedido: aseguran encontrarse todavía demasiado afectados.
El miércoles, cerca de las 9.30 de la mañana, la salvamar Diphda llegaba a la Restinga escoltando un cayuco con 152 personas ―19 niñas y 10 niños a bordo― que había sido detectado a seis millas náuticas (unos 11 kilómetros) de la costa. “Viene sobrecargado”, explica Marcos Díaz, marinero de Salvamento Marítimo y delegado sindical de CGT en Canarias. “Por las imágenes se ve que debe de traer agua dentro y que la gente se ha ido hacinando al lado más cercano a la salvamar. Los compañeros ya tienen los cabos firmes en proa y popa cuando el cayuco da el primer bandazo, pero se estabiliza. Poco después, da un segundo, y de este ya no se recupera. Vuelca y todos caen. Una operación concluida en un 99% se torció en apenas cinco segundos”.

En ese momento, se encontraban en el muelle periodistas de la Televisión Canaria y de Televisión Española que grabaron la tragedia. Tras el vuelco, los pasajeros más fuertes lograron salir poco a poco del agua, ayudados por el personal de Salvamento ―que ni dudó en echarse al agua―, agarrados a los salvavidas que se les lanzaban desde la salvamar o encaramándose al costado del cayuco. Las mujeres y los menores se llevaron la peor parte.
“Cuando llegamos, entré rápidamente en el hospitalito a pie de muelle”, rememora Luis González. “Ahí dentro había sobre todo mujeres y niños. Yo creo que no vi a ningún adulto varón. Todo mujeres, bebecitos, niñas pequeñas… Es la primera vez que veo algo así, tan crudamente”.
También hubo lugar para pequeños milagros. Lo relata Javier Iglesias, un empresario hostelero ovetense afincado en La Restinga. “Después de sacar a un montón de ellos, lograron darle la vuelta al cayuco. Dentro, en una burbuja de aire, se encontraron a montón de ellos más”.

El Servicio Canario de Salud (SCS) ha destinado de forma permanente al llamado equipo de pateras, que en principio está formado por un médico y un enfermero, explica Manuel Gálvez, uno de los profesionales presentes en la intervención. “Cuando se produjo el vuelco”, rememora González, “recibí la llamada de Alex [Aguilar, médico destinado ese día en el hospitalito]”. El jefe médico del hospital levantó el teléfono y reclutó a varios profesionales más que acudieron a la llamada. Esta llamada logró que en el momento de la tragedia hubiese sobre el terreno hasta cinco médicos y seis enfermeros. “Nunca he escuchado un pero cuando he llamado a alguien para enfrentarse a casos como los que sucedieron ayer”, destaca González.
En el muelle la situación era excepcional, según los testigos consultados. “No era normal, estaba muy tenso. Todos quieren ayudar, pero ves que en la cabeza de todos ronda la desgracia” rememora Gálvez. “A mí me tocó reanimar a un niño de unos tres años, y luego a otro niño más, que serían trasladados posteriormente a La Candelaria”. Ambos evolucionan favorablemente, según ha informado este jueves el SCS. A su lado, sus compañeros trataban de reanimar a una niña de unos 10 u 11 años. “Tenía un pulmón que no ventilaba. Estaba muy fastidiada”, completa González. Ella corrió peor suerte, y fallecería en el traslado en ambulancia al hospital.
El presidente Clavijo se encontraba en la isla en el momento de la tragedia. El martes anterior se había reunido con una misión de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (LIBE) del Parlamento Europeo, y el miércoles ensayaba la Bajada de la Virgen de los Reyes, que se celebra cada cuatro años a principios de julio. “Nos comunicaron que estaba entrando un cayuco en ese momento, y dado que el día anterior había estado con los eurodiputados para explicarles la realidad migratoria, decidí estar presente en el desembarco. Y cuando estábamos de camino a La Restinga se nos informó de que el cayuco parece que había virado, que podría haber fallecidos…”.
“Un drama”
El líder nacionalista confiesa no haber presenciado nunca nada semejante. “Fue horroroso. Un drama. Asistir a la búsqueda de las personas desaparecidas, entre ellas una niña, ver una ambulancia evacuando a una menor que, finalmente, no pudo sobrevivir; o a cómo se entuba a dos niños más para sacarlos en helicóptero. Y, sobre todo, las imágenes de cadáveres de bebés envueltos en las mantitas de la Cruz Roja. Horrible”.
“Hemos vivido mucho”, coincide Luis González, “pero esta ocasión es distinta. Como profesional sanitario estás capacitado para enfrentarte a este tipo de emergencias, y en esos momentos te crees Superman. Pero ayer fue un punto de inflexión. Ayer todos al unísono dijimos ‘hoy me siento mal’. Hablaba con compañeros míos anoche y me decían ‘Luis, llegué a casa y estuve llorando un montón de tiempo’. Y yo les dije que yo llevaba llorando desde que salí de La Restinga”. González, de hecho, ha pronunciado estas últimas frases entrecortadas por el llanto. “Siempre te quedas con el ‘y si’: ‘Y si hubiera hecho esto o lo otro…’. Los profesionales estamos preparados para afrontar estas situaciones. Pero, afortunadamente, en esta ocasión hemos tenido el apoyo del Colegio de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife. Esta vez nos ha hecho falta”.
Los marineros de Salvamento Marítimo también reclaman ayuda. “Situaciones similares es lo que nos encontramos a menudo en alta mar, pero ahí es infinitamente más complicado todo”, explica Marcos Díaz. “Imagínate esto de noche, fuera, en alta mar, con olas de un par de metros y 20 nudos de viento sin visibilidad. Y solo con las manos de cuatro tripulantes. Por casos como este llevamos muchísimo tiempo pidiendo más tripulaciones: en un momento se te complica la operación y no tienes manos para solucionarlo”.
El viceconsejero de Presidencia del Gobierno de Canarias, Alfonso Cabello, también ha abogado este jueves ante los medios por más recursos humanos y técnicos para evitar que se produzca nuevas tragedias como esta. “Espero que esto remueva conciencias y sirva para algo”, completa Clavijo al respecto. “Independientemente de que se pueda estar o no de acuerdo con la política migratoria, seamos un poquito humanos, hagamos que la política sirva para hacer de este un lugar mejor”.
La isla se niega a acostumbrarse a tragedias como esta, o como el vuelco sucedido el 28 de septiembre en alta mar, en el que se recuperaron apenas nueve cadáveres y desaparecieron unas 50 personas. Este miércoles, diferentes instituciones de las islas han convocado minutos de silencio a mediodía en memoria de las víctimas. El Cabildo insular ha decretado dos días de luto oficial, mientras se prepara el primero de los entierros en Valverde. “Vemos cómo se mueren personas y bebés a diario”, cierra Marcos Díaz, “Pero nosotros, después, no vamos a nuestras casas y tenemos a nuestras familias. Los que han muerto también las tenían. Y nos equivocamos cuando los convertimos en meras estadísticas”.
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