Las flores colombianas coronan el Día de la Madre a pesar de la guerra arancelaria de Trump
Colombia es el segundo exportador mundial del producto, y el principal a Estados Unidos


La actividad vuelve a ser frenética por estos días en los invernaderos que abundan en la Sabana de Bogotá, en el oriente de Antioquia, o en tantos otros lugares de Colombia, el segundo exportador mundial de flores detrás de Países Bajos, y el principal al mercado de Estados Unidos. Claveles, crisantemos o rosas se cortan, se clasifican, se agrupan en ramos y se empacan para satisfacer la demanda que viene con el Día de la Madre que se celebra este domingo en el país norteamericano, y en muchos otros. La industria corona así, sin dejarse marchitar, una de las fechas que le son más importantes del año, a pesar de la incertidumbre que ha sembrado la guerra comercial desatada por la istración de Donald Trump con sus aranceles arbitrarios.
La economía colombiana ya se asomó al precipicio a finales de enero, cuando el magnate republicano amenazó con imponerle aranceles del 25% a los productos provenientes del país sudamericano –y eventualmente del 50%–, después de que el presidente Gustavo Petro devolvió dos aviones con deportados colombianos que venían esposados, lo que consideró un trato degradante. Esa primera crisis se resolvió en menos de 24 horas gracias a la mediación de diplomáticos, expresidentes y empresarios, pero exhibió la profunda dependencia colombiana de su socio del norte. De concretarse, la amenaza de Trump hubiera afectado un sinnúmero de productos. Para las flores, en la antesala de San Valentín, habría sido devastador.
Ahora, en el Día de la Madre, vuelve a estar presente el temor a las eventuales represalias comerciales de Washington ante el viaje de Petro a Pekín con la intención de estrechar lazos con China y sumarse a la iniciativa de La Franja y la Ruta, el nombre oficial de la Nueva Ruta de la Seda. A la espera de otras reacciones oficiales, el enviado especial de Trump para América Latina, Mauricio Claver-Carone, deslizó una advertencia nada velada al calificar la visita de Petro como “una oportunidad para las rosas de Ecuador y el café centroamericano”, en referencia a dos productos emblemáticos de Colombia. El vecino Ecuador es, justamente, el tercer exportador mundial de flores.

Estados Unidos, en cualquier caso, le aplica a Colombia su mal llamado arancel universal de 10%, que los funcionarios sudamericanos buscan flexibilizar. A pesar de eso, en flores y plantas, Colombia ahora mismo lidera el mercado frente a competidores como Ecuador (que tiene un arancel total del 16,8%), Países Bajos (16,8%) y Costa Rica (con arancel igual a Colombia), de acuerdo con un análisis de la Cámara de Comercio Colombo Americana.
Las flores colombianas se han afianzado por 60 años en el mercado estadounidense, un terreno ganado con mucho esfuerzo desde que a David Cheever, un estudiante de la Universidad de Colorado, se le ocurrió buscar el mejor lugar del planeta para cultivarlas en 1965. Lo encontró en la verde Sabana de Bogotá, la industria creció a pasos agigantados a 2.600 metros sobre el nivel del mar y convirtió a Miami en su puerto de entrada y su punto de distribución. Los aeropuertos de El Dorado, de la capital, y José María Córdoba, en Antioquia, son los grandes epicentros de esos envíos. Ha sido una historia de éxito.
Después de la Navidad, San Valentín es la celebración en la que los norteamericanos gastan más dinero. El día de los enamorados, el 14 de febrero, es ampliamente considerado como el mayor pico del año para los floricultores. Pero igual de importante resulta el Día de la Madre, pues cada uno representa cerca del 18% del volumen del año de exportación del sector. En otras palabras, esas dos fechas en conjunto representan más de un tercio (36%) de todas las exportaciones de flores. Esa gigantesca operación logística se conoce desde hace casi 20 años como el Plan Pétalo. El del Día de la Madre, en particular, requiere una actividad constante de toda la cadena de valor durante casi un mes. Solo en 2024, se registraron más de 12.000 entradas de vehículos a las terminales de carga y un promedio de 31 aviones cada día, con un pico de 50 aviones en un solo día.
Las flores ocupan un lugar central en las exportaciones de Colombia hacia Estados Unidos, que es el destino de cerca del 80% de esas ventas internacionales, explica la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, María Claudia Lacouture. “Colombia es, además, el principal proveedor del mercado estadounidense, con una participación del 70% en sus importaciones florales”, apunta la también exministra de Comercio. Este posicionamiento ha sido el resultado de un trabajo sostenido entre el sector privado, liderado por la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, Asocolflores, y el de entidades como la agencia gubernamental ProColombia.
“La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 2012 consolidó esta ventaja, al permitir el ingreso de flores colombianas sin aranceles, fortaleciendo así su competitividad frente a otros países”, detalla Lacouture, sin desconocer el desafío del arancel del 10%. “Aunque esta medida es menos severa que la aplicada a otros competidores como Ecuador, se estima que podría representar costos adicionales significativos para el sector, y requiriendo una estrategia proactiva, de generación de confianza con los compradores”.
El peso de la floricultura es enorme, como lo ilustran varios datos más. Después de los productos minero-energéticos y del café, es el tercer generador de divisas para el país. Representa el 5% de todas las exportaciones, y el 11% de las que no son minero-energéticas. Colombia exportó unos 2.350 millones de dólares en flores a un centenar de países en el 2024, de acuerdo con Asocolflores. De los 200.000 empleos formales que genera, 110.000 son directos, y más de la mitad corresponden, justamente, a madres cabezas de familia que este domingo celebrarán su día.
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