El pasto que secuestra más carbono y que puede revolucionar la ganadería
La Hacienda de San José, en Colombia, produce carne sostenible mediante la siembra de un innovador forraje, una variedad de vacuno de ciclos más cortos y el cuidado del suelo y el ecosistema

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Cuando Gabriel Jaramillo Sanint, expresidente del Banco Santander en Colombia, terminó su exitosa trayectoria en el mundo financiero quiso empezar un negocio nuevo que cumpliera dos requisitos: que le fuera completamente desconocido y que tuviera impacto en su Colombia natal. Fundar un proyecto ganadero sostenible en Vichada, uno de los departamentos más olvidados y empobrecidos del país, le pareció suficientemente retador. Aconsejado por científicos de la Alianza de de Bioversity International, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), la Universidad de Stuttgart de Alemania y el Banco Mundial, dieron con un sistema de secuestro de carbono que, en los últimos cinco años, ha enterrado más gases contaminantes de los que han emitido sus 5.500 cabezas de ganado. El secreto está en el pasto.
Todos los forrajes o pastos entierran carbono que absorben de la superficie, pero la profundidad lo cambia todo. Las raíces de la pastura nativa de Vichada apenas superan los 30 centímetros y, en esta capa de tierra, existe un sinfín de microorganismos que se alimentan de ese carbono y lo devuelven a la atmósfera. Sin embargo, las raíces de la especie Urochloa humidicola, la que cubre las 8.800 hectáreas de la Hacienda San José, en el municipio de Nueva Antioquia, a escasos 30 kilómetros de la frontera con Venezuela, alcanzan más de un metro y medio. Esta hondura retiene un 15% más de estos gases durante dos décadas.
“La ganadería en Colombia es tan ineficiente en las zonas tropicales que haciendo unos cambios mínimos puede aumentar la eficiencia en un 100%. Mejorar está al alcance de nuestras manos”, explica Jacobo Arango, biólogo ambiental y científico de la Alianza de Bioversity International y el CIAT. Lo hace en su segunda visita a la finca, frente al hueco que dejó un tractor en la tierra hecho para observar hasta dónde llegan los tentáculos de esa variedad de pasto que lleva estudiando más de un lustro. “Mitigar el cambio climático no solo consiste en no emitir, que evidentemente hay que hacerlo y es bien importante, si no también, en compensar el carbono que emites con el secuestro de este en suelo o mediante árboles. El sector ganadero, a diferencia de la aeroespacial, por ejemplo, permite pensar en ambas soluciones”.
Hay varios escalones de mejora, según Arango, uno de los autores del último informe del IPCC. Además de la siembra de esta pastura, la finca también ha sustituido el vacuno tradicional por el la raza Nelore, de ciclo corto. Esta variedad, se queda preñada a los 16 meses, casi dos años antes que la especie local y tienen un intervalo entre embarazos mucho menor; la mitad. “Esto implica más de dos años menos de emisiones de metano”, explica Arango en un viaje organizado por la empresa a un grupo de periodistas.
Los resultados han sido muy positivos. De acuerdo con
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