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El presidente Lula hace un guiño a la izquierda de su partido con una visita a los Sin Tierra

El mandatario, que atraviesa su peor crisis de popularidad, acaba de nombrar ministra a la presidenta del Partido de los Trabajadores

El presidente Lula con  del Movimiento de los Sin Tierra en el Campamento Quilombo Campo Grande, en el Estado de Minas Gerais, este viernes.
Naiara Galarraga Gortázar

El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se ha hecho de rogar en este tercer mandato presidencial para visitar un campamento del MST (el Movimiento de los Sin Tierra). Dos años, dos meses y siete días se ha demorado en protagonizar un gesto político a uno de los movimientos sociales más activos durante sus dos primeros mandatos y al ala izquierda del Partido de los Trabajadores (PT). Lula, en medio una crisis de popularidad por lo caros que están los alimentos, ha visitado una agrupación del MST en Campo do Meio (Minas Gerais), donde ha anunciado el asentamiento de 12.000 familias para este año y créditos para la reforma agraria. De todos modos, es un asunto ampliamente obviado por su Gobierno desde que inició este mandato.

Eso sí, Lula ha insistido en trasmitirles cercanía a los sin tierra, que ocupan parcelas improductivas para exigir una reforma agraria y la redistribución de la tierra. “Todos saben que tengo un bando. ¿Quiénes son mis amigos? Ustedes. Nunca olvido quiénes son. Sé quién es un verdadero amigo y quién es un amigo ocasional, sólo porque soy presidente”, le ha dicho Lula a los simpatizantes del MST. Les ha prometido que el día que deje la presidencia regresará a su casa, no se mudará a ninguna capital europea.

Aunque el PIB le ha dado este viernes una alegría al cerrar 2024 con un aumento del 3,4%, el fuerte impacto de la inflación en los alimentos tiene al presidente izquierdista sumido en una crisis de popularidad, que se siente incluso en su gran feudo. La más grave de sus tres mandatos con una aprobación del 24% —tras desplomarse once puntos en dos meses—, según Datafolha. El rechazo ha subido siete puntos, hasta el 41%.

En un intento de remontar el vuelo, este jueves anunció el fin de los impuestos de importación a la carne, el aceite y el café. Pero también ha emprendido una pequeña reforma ministerial con dos movimientos por el momento: Gleisi Hoffmann, la hasta ahora presidenta del Partido de los Trabajadores, tomará posesión el lunes como ministra de Relaciones Institucionales, es decir, encargada del espinoso diálogo con un Congreso hostil que cobra muy caro cualquier apoyo. Al anterior titular de la cartera, Alexandre Padilha, del núcleo de gobernadores que ocupa el núcleo central del Gobierno de coalición, lo envía a la cartera de Sanidad.

Ante los del MST, Lula ha recalcado que tras dos años de mandato sembrando, ahora es el momento de recoger la cosecha. Un mensaje en el que también insistió ante su Gabinete en enero, al cruzar el ecuador.

El anterior presidente, Jair Bolsonaro, ahora investigado por golpismo, intentó criminalizar al movimiento de los Sin Tierra. Fueron años muy duros para los más radicales entre los partidarios de la reforma agraria. Con la vuelta de Lula al poder, soñaron con salir del ostracismo, pero el presidente, al frente de un Gobierno de coalición que incluye a la derecha clásica, ha preferido tratar el tema con un perfil bajísimo.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).
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