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Venezuela consuma unas elecciones marcadas por la abstención, las acusaciones de farsa y la represión a opositores

El chavismo se adjudica el 82,6% de los votos y casi todos los gobernadores con una participación del 42,6%. María Corina Machado elogió a la población por “no atender el llamado del régimen”

Una mujer vota en Caracas la mañana del domingo 25 de mayo. Foto: Ariana Cubillos

Las elecciones parlamentarias y de gobernadores de Venezuela se consumaron este domingo 25 de mayo en medio de una alta abstención, después de una arremetida represiva del Gobierno en contra de dirigentes y activistas civiles de la oposición que llevó a 70 personas a la cárcel en 48 horas. El Consejo Nacional Electoral (CNE) —controlado por el chavismo y que en las presidenciales de julio dio por ganador a Nicolás Maduro entre acusaciones y múltiples evidencias de fraude— adjudicó al filo de la medianoche el triunfo en las elecciones parlamentarias al oficialismo, con el 82,6% de los votos y la victoria en 23 de las 24 gobernaciones, con más del 90% de las actas escrutadas. La participación, incluso la reconocida por las autoridades, ha sido especialmente baja ante el llamamiento al boicot de la mayoría de la oposición. Solo el 42,6% del censo acudió a las urnas. Maduro ha hecho hincapié en la capacidad de resistencia del chavismo. “Hoy hemos demostrado el poder del chavismo. Este pueblo ha logrado resistir”, ha lanzado.

Las diferentes bancadas que se presentaban como oposición han obtenido cerca del 14%; entre ellas se encuentra Alianza Democrática, la que lidera Timoteo Zambrano y los denominados “alacranes”, que han pactado con el chavismo su supervivencia los últimos años (6,25%); Unión y Cambio, que impulsa Henrique Capriles (5,18%), y Fuerza Vecinal, que ha apoyado a estos últimos (2,57%).

El presidente, Nicolás Maduro, al emitir su voto esta mañana en Caracas.

Al llamado expreso del sector mayoritario de la oposición, encabezado por María Corina Machado, se suma que la crisis económica y el malestar con el Gobierno de Nicolás Maduro tienen a casi todo el mundo alejado de la política. La desmovilización se gestó tras la estela del descontento que alimentaron las presidenciales del pasado 28 de julio, cuando Nicolás Maduro se adjudicó el triunfo sin mostrar las pruebas del resultado. El fraude y la incompatibilidad de esa elección con un proceso democrático fueron certificados entonces por algunas misiones de observación electorales independientes, como el Centro Carter. Esas delegaciones no participaron en los comicios del domingo.

“Nos sentimos profundamente orgullosos de esta jornada”, ha dicho al filo de la medianoche el rector del CNE, Elvis Amoroso. “El pueblo venezolano se expresó. Vieron desarrollarse el proceso con toda normalidad y con la paz de nuestro país. La paz de Venezuela va a ser ejemplo para el mundo”, ha insistido. Según un análisis extendido, en el oficialismo había un interés deliberado en que los comicios transcurrieran con bajo perfil para mover a sus militantes y contarse solos, como ya ocurrió en las parlamentarias de 2020.

Jorge Rodríguez, actual presidente de la Asamblea Nacional, uno de los dirigentes fundamentales del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), dijo con una amplia sonrisa que lo destacable de estas elecciones es que, al derrotar “al fascismo”, se daba “el sello definitivo para la paz en Venezuela”, augurando que el país caminaba a “una nueva realidad política”. Ya por la noche, ahondó en la retórica del triunfo. “Hoy hemos escrito, todos y todas, en conjunto, como si fueran millones de millones de manos entrelazadas, una página gloriosa en la historia de la República Bolivariana de Venezuela”, afirmó antes de insistir: “La paz sea con nosotros, la paz sea con ustedes. Venezuela se enrumba hacia un futuro de prosperidad”.

 El candidato opositor Henrique Capriles vota en Caracas (Venezuela).

Al mismo tiempo, la notoria desmovilización de hoy es reivindicada como una victoria por Machado, quien desde la clandestinidad llamó expresamente a la población a no asistir a estos comicios por considerarlos fraudulentos, y a seguir exigiendo las actas y la información verdadera de las pasadas elecciones presidenciales, escamoteadas por el oficialismo.

“Cuando es sí, es sí. Cuando es no, es no”, había escrito Machado en su cuenta de X, aludiendo la multitudinaria presencia de la población en las mesas electorales en las pasadas elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que se palpaba una ilusión muy extendida de cambio político en paz, en total contraste con los niveles de participación actuales. Tras cerrar las urnas, difundió un cálculo de la abstención. “Hoy los venezolanos volvimos a derrotar a este régimen criminal”, dijo en un video colgado en sus redes sociales. “Más del 85% de los venezolanos desobedecimos a este régimen y dijimos no. Creyeron que a punta de amenazas iban a doblegar a la gente y eso lo que provocó fue más rabia. Hasta los empleados públicos que también dijeron no”, afirmó.

Un hombre consulta las listas en un centro de votación.

Tanto ella como otros miles de internautas y activistas de la oposición que la acompañan, se dedicaron toda la tarde a difundir mensajes, vídeos y fotografías con los centros electorales vacíos, o casi vacíos, en toda la geografía nacional. El aparato informativo y propagandístico oficialista no acusó recibo de la desmovilización general de la población de este domingo 25. Las tomas de vídeo de las cadenas de televisión eran todas cerradas, sin imágenes panorámicas. Las televisiones y radios oficiales se dedicaban a repetir mensajes institucionales, y los voceros del Gobierno en los espacios de opinión a felicitarse por la cívica respuesta de la población.

Al asistir a votar, Maduro puso de relieve “la fortaleza de la democracia venezolana” y afirmó de nuevo que “ningún país del mundo ha organizado tantas elecciones populares exitosas como Venezuela en los años de la revolución bolivariana”. Maduro aprovechó para anunciar que el proceso de consultas a diversos sectores sociales y políticos para llevar adelante la reforma constitucional que pretende su istración —que presumiblemente busca consolidar modelos organizativos y electivos comunales—, ha quedado pospuesta para el año 2026. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, puso el acento en el habitual discurso del enemigo exterior. “Venezuela está victoriosa con su democracia y en rechazo permanente contra las sanciones”, afirmó.

Según avanzaba la jornada de votación, la maquinaria del oficialismo chavista llamó a una “operación remate”, un último empujón redoblando esfuerzos para movilizar más votantes con los instrumentos del Estado en barriadas populares urbanas y caseríos rurales. A partir de ello, la afluencia mejoró tímidamente en algunas regiones al filo del cierre de los colegios.

Un miembro de la Guardia Bolivariana vigila un centro de votación.

Al final de la tarde, como ha sucedido en otras tantas elecciones organizadas en el país en los años del chavismo, el Consejo Nacional Electoral (CNE), en palabras de su presidente, Elvis Amoroso, decretó la extensión de una hora de plazo del cierre de las mesas de votación, en virtud, según aseguró, “de que se encuentran muchos participantes, muchos votantes en los centros electorales”.

Los grupos minoritarios de la oposición que han participado en estas elecciones —el partido Un Nuevo Tiempo y el movimiento Unidad y Cambio—, encabezados por Henrique Capriles y Manuel Rosales, aguardan los resultados, con metas electorales bastante modestas y en medio de un amplio cuestionamiento.

La magnitud de la abstención podría resultar un importante pasivo político para las aspiraciones futuras de algunos. Ellos insisten en que la llamada “victoria” proclamada por Machado a través de la abstención no tiene efecto práctico, porque será flor de un día, y que es un error abandonar el derecho al voto en un momento civil tan comprometido. “Tenemos diversas opiniones, yo soy de los de los que cree que para reivindicar lo que este pueblo tiene en el corazón hay que expresarlo”, manifestó Capriles para defender la participación.

Entretanto, respecto a la novedad de la gobernación de la Guayana Esequiba, la istración de Estados Unidos advirtió a Caracas de que rechaza “todos los intentos de Nicolás Maduro y su régimen ilegítimo de socavar la integridad territorial de Guyana, incluida esta última farsa electoral en la región del Esequibo”. La incorporación de la Guayana Esequiba, un territorio que controla Guyana, como una entidad federal en esta consulta ha sido presentada como un acto de reivindicación de la soberanía por parte del régimen chavista.

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