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El descontento en Cuba estalla en las universidades

Los alumnos de al menos 10 facultades de cinco centros se plantan ante la subida del precio de internet con las protestas más numerosas desde 2021

Estudiantes de la Universidad de la Habana protestan por el aumento en las tarifas de internet, el 4 de junio de 2025. Vídeo: REUTERS
Carla Gloria Colomé

El descontento en Cuba ha tomado una nueva forma esta semana, cuando las aulas universitarias han asumido las protestas con la convocatoria de una huelga. Hastiados por la subida de precios a los servicios de internet que anunció el Gobierno hace unos días —y cansados de ver cómo el Estado los asfixia—, los estudiantes de al menos diez facultades de cinco universidades del país llamaron al “parón general” para que ETECSA, la empresa con el monopolio de las comunicaciones, revierta la medida que obliga a los s a gastar el salario de casi dos meses para conectarse unas horas a la red.

Desde las manifestaciones del 11 de julio de 2021, en las que la población se movilizó precisamente a través de internet, el descontento nacional no había tomado cuerpo de manera tan numerosa. Y al Gobierno, que otras veces ha llamado a los manifestantes “gusanos”, “opositores” y “lacras sociales”, parece haberle tomado por sorpresa que en esta ocasión sean los propios estudiantes de sus universidades los que le planten cara.

Habían pasado solo unas horas desde que anunciaron el llamado “tarifazo”, que eleva el precio del servicio de internet a un máximo de 0,97 dólares al mes, cuando se supo de la primera protesta. La convocatoria partía de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, con sede en la famosa Colina Universitaria de El Vedado, custodiada por la escultura del Alma Mater. El anuncio de que ETECSA cargaba sobre los hombros de los exiliados cubanos la responsabilidad de costear en dólares las horas de conectividad de sus familiares en la isla hizo que, como nunca antes, los estudiantes se declararan en una especie de huelga, donde convocan a no asistir a clases a partir de este miércoles 4 de junio. Pero más que una protesta de clientes insatisfechos, es una huelga de gente hastiada.

En un mensaje puesto a circular a través de canales como Telegram y que se ha difundido en otras redes sociales, los alumnos exigen la revocación de la medida y la realización de un encuentro “con todo el estudiantado” donde se esclarezca por qué se llegó a este punto. Poco a poco, otras facultades de varias universidades del país emitieron declaraciones para mostrar su “rechazo” a la subida de precios. La facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana aseguró que “ETECSA, más que violar su contrato, recurrió a la ambigüedad para deliberadamente aprovecharse de un vacío legal que construyó”. Otras instituciones han llamado a “reevaluar las políticas y precios”, o denunciaron el “quietismo y la no representación” de las medidas.

La Universidad de La Habana dijo en un comunicado que, a pesar de la huelga, “nada ni nadie interrumpirá” los procesos docentes “con convocatorias totalmente alejadas del espíritu que ha animado los intercambios con las organizaciones estudiantiles y juveniles”.

Las protestas van más allá de internet

Pero los estudiantes se han plantado porque los reclamos a internet son, en realidad, los reclamos por un cambio inminente. El caso más claro de que la protesta refleja un hastío generalizado es el comunicado emitido por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. A su “inconformidad” con la subida de precios de internet, sumaron otras quejas como la falta de luz, agua, transporte y alimentos, que afectan directamente a “la calidad de vida y el desempeño” de las funciones académicas de los estudiantes.

En un país en crisis, que ha vivido en los últimos años su mayor éxodo desde el triunfo de la revolución, los estudiantes parecen ver internet como un último reducto que no quieren que les arrebaten.

El Gobierno cubano siempre fue suspicaz con internet. Sabía que Cuba iba a ser un país distinto desde el momento en que los cubanos pudieran convertirse en s de ese servicio. Cuando el chico del barrio se transformara en youtuber. Cuando el artista deviniera un influencer. La conexión en la isla primero llegó a las instituciones, solamente reservada a los profesionales. En 2015, muy a cuentagotas, el Gobierno comenzó a instalar zonas wifi en ciertos parques y zonas públicas donde la gente se conectaba de manera defectuosa, y sumamente cara. Para 2018, el servicio móvil hizo que cada vez más cubanos accedieran a la red y, por tanto, a un espectro más amplio de información.

Internet ha sido plaza de todos los acontecimientos importantes de la Cuba reciente. A través de Facebook, una denuncia local se convirtió en una protesta masiva en julio de 2021, cuando un avisó en una transmisión en vivo que el pueblo había salido a las calles de San Antonio de los Baños. La noticia se regó como pólvora, y el contagio de una manifestación en occidente terminó en una réplica en oriente. A causa de internet, hay varias personas en la cárcel, que aprendieron a denunciar virtualmente la represión, la falta de luz o de comida. Con la red, la gente se entera de cómo buscar un coyote que lo acompañe para atravesar Centroamérica, en el éxodo más grande del que se haya tenido noticias, para luego, por internet, comunicarse con sus familiares en la isla.

Por el momento, los estudiantes siguen en huelga, y los cubanos de dentro y de fuera se han sumado a respaldar sus reclamos en el ciberespacio. A muchos, este parón les ha recordado que la universidad cubana estuvo en la delantera en todas las protestas prerrevolucionarias. Se ha conocido, extraoficialmente, que algunos alumnos y padres han recibido reclamos y amenazas de descalificación o posible pérdida del curso escolar. Directivos de ETECSA se reunieron personalmente con estudiantes con fin de disuadir, pero los alumnos han recalcado que no se trata de un reclamo específico del sector, sino de una solicitud mayor, de un país completamente colapsado.

“En el encuentro de hoy, quedó demostrado que la profunda impopularidad de las nuevas ofertas de ETECSA no se debe en absoluto a una comunicación deficiente, como aseguran sus directivos, sino a la adopción de medidas desde la racionalidad económica y técnica ignorando por completo su impacto social sobre amplios sectores de nuestra ciudadanía”, comunicó tras el encuentro la facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana.

Las medidas anunciadas, que podrían restringir internet a los 7,3 millones de cubanos que se conectan al servicio, son otra tabla de salvamento que el Gobierno busca ante el deterioro total y ascendente de su economía. En declaraciones a EL PAÍS, el economista cubano Ricardo Torres, exinvestigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana y profesor en la American University de Washington, aseguró que con ella, La Habana busca acaparar dólares desde el exilio como resultado de “una economía en crisis y un modelo disfuncional”. “Que un monopolio de telecomunicaciones sea un instrumento de recaudación de divisas para un Estado, y que estas divisas no se originen (principalmente) en la actividad productiva doméstica, nos dice claramente los niveles de disfuncionalidad que tenemos en Cuba”. Por tanto, cree que “las políticas económicas irresponsables y erráticas implementadas” solo conducen al país a “un callejón sin salida”.

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Sobre la firma

Carla Gloria Colomé
Periodista cubana en Nueva York. En EL PAÍS cubre Cuba y comunidades hispanas en EE UU. Fundadora de la revista 'El Estornudo' y ganadora del Premio Mario Vargas Llosa de Periodismo Joven. Estudió en la Universidad de La Habana, con maestrías en Comunicación en la UNAM y en Periodismo Bilingüe en la Craig Newmark Graduate School of Journalism.
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