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Darío Sztajnszrajber, filósofo: “La pareja gana mucho en la medida en que hay amistad, pero tiene sus límites”

El divulgador argentino reflexiona sobre lo que significa ser amigo en la era digital y los cuestionamientos a la soledad

Darío Sztajnszrajber
Antonia Laborde

El filósofo argentino Darío Sztajnszrajber (Buenos Aires, 56 años), premiado por su labor de divulgación, lleva un tiempo pensando en la amistad. Plantea que todos tienen claro el concepto, pero que se reflexiona poco sobre sus múltiples significados. Este fin de semana otorgó una charla al respecto en la Feria Internacional del Libro de Ciencias Sociales de Recoleta, en Santiago de Chile, donde puso el acento en cómo el impacto tecnológico ha reconvertido lo que es ser amigo. “Uno puede estar solo y tener un millón de amigos en redes, pero surge la pregunta de por dónde pasa la amistad”, sostiene este lunes en en una entrevista con EL PAÍS en un hotel del centro de la capital chilena.

Pregunta. ¿Qué se entiende por amistad en la filosofía?

Respuesta. Hay un libro que me resulta fundamental, Políticas de la Amistad, de Jacques Derrida, en el que plantea la coexistencia de dos grandes corrientes, una que se inicia con Aristóteles y otra con Nietzsche. La primera piensa más la amistad desde lo que une a las personas, mientras que la de Nietzsche desde una lejanía, una diferencia, lo que en filosofía llamamos el encuentro con el otro, entendiendo que el otro es algo que siempre me desborda, que no puedo terminar de acercarme.

P. ¿El ser humano es esencialmente amistoso?

R. Aristóteles decía que no se puede vivir sin amigos. Incluso coloca la amistad en una dimensión ética. O sea, tener amigos hace mejor persona. A mí me parece que la amistad es una forma primaria de relación con el otro, que anticipa lo que es la vida social. No sé si primero en el tiempo, pero a la hora de entender mi relación con el otro, tenemos la relación familiar y la amistosa, y luego pasamos a las relaciones sociales políticas. Lo que me parece interesante, más en nuestro tiempo de impacto tecnológico, es en qué se ha reconvertido un amigo.

P. ¿En qué se ha reconvertido?

R. Cuando surge Facebook utiliza la categoría ‘amigo’ para el o. Hay un redimensionamiento de qué significa. Uno puede estar solo y tener un millón de amigos en redes, pero ahí surge la pregunta qué se entiende por amistad: si tiene que haber una cuestión de presencia o de duración. Está claro que con las redes el tiempo diverge. Uno le está escribiendo a todos sus amigos, pero en realidad ninguno termina siendo en sí mismo un amigo porque no hay una dedicación, atención, cuestiones que hacen a ese vínculo.

Darío Sztajnszrajber, escritor y filósofo argentino.

P. ¿Se puede vivir sin amigos?

R. Me parece un temazo para nuestro tiempo, donde ese que tiene un millón de amigos en las redes está solo en su computadora. Dicho esto, también me parece que vivimos tiempos donde hay una suerte de sobreestimación negativa del que está solo, como que le falta algo. Por un lado, veo la soledad en tanto atomización individual como algo negativo, porque inhibe el vínculo con el otro, pero al mismo tiempo, y no es una contradicción, me pregunto acerca de la normativa prescriptiva de que uno no puede estar en la vida solo. Pasa mucho en el amor. Si alguien dice que está solo es ‘uh qué pena’, como si le faltara algo. Cuando estos imaginarios son tan de generar mandatos y obligaciones, abroquelarse en la soledad es una buena manera de retirarse de esa demanda y repensarse uno mismo.

P. En algunos países se habla de una epidemia de la soledad. Las cifras revelan que tanto los adultos mayores como los jóvenes se sienten solos.

R. Es un tiempo donde la profusión de las redes va construyendo un entorno de individualidades muy aislado. Cualquier defensa de la soledad es inoportuna porque en este contexto me parece mucho más importante promover el encuentro con el otro. Sin embargo, vale también decir que a veces perder la singularidad y estar en una especie de multitud atravesada por mandatos y consumos, se vuelve un problema. Entonces, cierta defensa de la soledad me parece también una forma de resistir.

P. ¿Qué significa para un ser humano perder un amigo?

R. Es tremendo. Derrida hace como una especie de halago a las amistades con nuestros propios muertos, de cómo pervive el vínculo y esos amigos que en vida nos dieron tanto, nos lo siguen dando, puede ser en recuerdos o sueños, lo que rompe ciertos parámetros. Por ejemplo, el parámetro de la reciprocidad, uno muy esencial a la amistad, pero que siempre está en la frontera de convertirse en una transacción económica. Sobre el duelo, creo que igual que con una relación, no solo el encuentro, sino la separación te transforma.

P. ¿Uno es amigo de su pareja?

R. Es una discusión muy interesante que se dio mucho a lo largo de los teóricos de la amistad. Hace unos años trabajé de columnista en un programa deportivo: Filosofía y fútbol. Una vez surgió la pregunta de si un director técnico tiene que ser amigo de sus jugadores y eran dos tesituras muy excluyentes. Una era como ‘no tiene que haber ningún tipo de o’. Y otros decían que la transferencia solo se da en la medida en que circula la amistad. La pregunta es qué es ser un amigo. ¿Un docente es un amigo de sus estudiantes? ¿Un padre de sus hijos? Creo que en todos esos vínculos hay algo de la amistad en juego. En la pareja también, con su particularidad. Por eso no creo que haya una definición unívoca de la amistad.

P. ¿Usted cómo lo ve?

R. Yo me considero amigo de mi pareja, pero entiendo que en mi relación no se juega la amistad en su plenitud. Porque hay lugares que no. Lo mismo con mis hijos. Siento que tengo un tipo de amistad, pero en un aspecto, en otros no. En ese tipo de relaciones tomar partido por definiciones taxativas no suma. Entonces, la pregunta es cuánto de lo que uno consigue como amistad está bueno que esté presente en la pareja. Creo que gana mucho la pareja en la medida en que hay amistad. Pero tiene también sus límites. Obviamente que cada pareja va encontrando cuáles son. Hay parejas que hablan mucho, y hay otras que son más restrictivas. Pero me parece que en definitiva es como cuáles son los rasgos que hacen la amistad. Para algunos es la cercanía, la devolución, el estar o la utilidad.


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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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