Así se desactivó el incendio arbitral de la final de Copa del Rey: llamadas entre la federación, el Gobierno y el Real Madrid
Las intervenciones de Louzán, Uribes y Florentino Pérez frenaron un comunicado de los árbitros y más pasos del club

Hubo un par de horas este viernes por la tarde en Sevilla durante las que pudo haberse extendido aún más el incendio que precedió a la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Real Madrid en La Cartuja (22.00, La1). Evitó que crecieran las llamas una sucesión de conversaciones y encuentros en la que, según diversas fuentes implicadas en el proceso, participaron de manera principal el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Rafael Louzán; el presidente del Comité Técnico de Árbitros, Luis Medina Cantalejo; el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes; el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez; y su director general ejecutivo, José Ángel Sánchez.
La crisis empezó a formarse al final de la mañana en el estadio de La Cartuja, donde los árbitros designados para la final, Ricardo de Burgos Bengoechea, y Pablo González Fuertes, comparecieron en una rueda de prensa en la que la que se quejaron de las críticas que reciben. Lamentaron los vídeos de Real Madrid TV, pero también los mensajes emitidos por otros clubes a través de diversos medios y los ataques que reciben en las redes sociales. González Fuertes, responsable del VAR en la final, a punto de jubilarse, anunció un cambio inminente en la manera de afrontar un ambiente que consideran dañino: “Vamos a tener que empezar a tomar medidas muchísimo más serias que las que se están tomando. No vamos a seguir permitiendo que pase lo que está pasando. En pocas fechas posiblemente tengáis ciertas noticias sobre lo que va a acontecer”, advirtió. Entre otras cosas, preparan constituirse en asociación, con posibilidad de sindicarse, algo que no resultaba posible en las anteriores situaciones contractuales.
La comparecencia terminó con De Burgos Bengoechea, el árbitro de campo, entre lágrimas: “Cuando un hijo tuyo va al colegio y hay niños que le dicen tu padre es un ladrón, y llega a casa llorando, eso es muy jodido”.
La escenificación indignó al Madrid, que ya había manifestado en público su desconfianza hacia el estamento arbitral con una durísima carta a la federación y el CSD en febrero en la que aseguraba que el sistema estaba “corrompido desde dentro”. El primer gesto hacia el exterior fue cancelar su participación en los actos previos previstos: la foto de los entrenadores y los capitanes a las 19.00, las ruedas de prensa a las 19.15, el entrenamiento en el estadio a las 20.00 y la cena oficial en el Real Alcázar a las 21.00. Fue el primer paso, mientras fuentes del club deslizaban a algunos medios que sopesaban no disputar la final al día siguiente.
Cuando la federación conoció las primeras cancelaciones del Madrid, activó su maquinaria diplomática para tratar de aplacar las llamas, tanto del club como de un sector de los árbitros. La estudiada comparecencia de la mañana respondía al profundo malestar del colectivo provocado no solo por las críticas, sino por la sensación de desamparo que lamentan de puertas hacia dentro. Creen que la federación no les ha protegido lo suficiente y se sienten además aún más vulnerables en un momento en el que se está perfilando un nuevo modelo arbitral cuyos detalles finales todavía no se han definido totalmente.
El lugar en el que resultaban más visibles las maniobras diplomáticas era el hotel Torre Sevilla, al norte de Triana. A las 19.20 Medina Cantalejo se disponía a abandonarlo con su esposa, rumbo a la cena oficial, cuando, como contó la SER, le requirieron para que regresara al gabinete de crisis con Louzán; el secretario general de la federación, Álvaro de Miguel; el director general, Manuel Lalinde; y la directora de comunicación, Marisa González.
Louzán mantuvo una larga conversación telefónica con José Ángel Sánchez con ánimo de contemporizar y rebajar la tensión. Sin embargo, en el Madrid atribuyen más peso a otra llamada, la que se produjo entre Florentino Pérez y Uribes, muy interesado en salvar un partido que el Gobierno entiende que tiene una enorme carga representativa del fútbol español. Además, miles de aficionados habían llegado ya a Sevilla, el viernes sobre todo desde Barcelona, y unos cuantos miles más, sobre todo desde Madrid, preparaban su viaje para el día siguiente.
En esas horas de cruce de llamadas y reuniones, también tuvieron su papel los comunicados. El Madrid emitió uno bastante duro a las 19.58 en el que sostenía que las declaraciones de los árbitros demostraban su “animadversión y hostilidad” hacia uno de los equipos participantes en la final del día siguiente, y pedían a la federación y al CTA que “las medidas correspondientes en defensa del prestigio de las instituciones que representan”.
Un grupo de árbitros entendió que debían escenificar su apoyo a De Burgos Bengoechea y a González Fuertes con un gesto público y comenzó a elaborar su propio comunicado. Creían que Louzán, que al igual que Medina Cantalejo nunca se planteó sustituir a los colegiados de la final, no había sido suficientemente rotundo en su apoyo público a la designación, que atribuyó al CTA sin más respaldo explícito. También les molestó que dijera en público que no conocía el comunicado del Madrid. Se elaboró el texto, pero Louzán consiguió desactivar su difusión a través de los canales federativos oficiales y, con ello, añadir otra pieza de combustible al incendio.
A las 20.20 Medina Cantalejo volvió a aparecer en el vestíbulo del hotel Torre Sevilla, adonde Louzán, aún al teléfono, no llegó hasta casi media hora más tarde. Las aguas empezaban a bajar más serenas.
Menos de dos horas más tarde, a las 22.06, el Real Madrid emitió un segundo comunicado que se consideró definitivo: “Ante los rumores que han surgido en las últimas horas, el Real Madrid C. F. comunica que nuestro equipo nunca se ha planteado renunciar a jugar la final”, decía. “Nuestro club entiende que las desafortunadas e inapropiadas declaraciones de los árbitros designados para este partido, efectuadas 24 horas antes de la final, no pueden manchar un acontecimiento deportivo de trascendencia mundial que verán cientos de millones de personas y por respeto también a todos los aficionados que tienen previsto su desplazamiento a Sevilla, y a todos aquellos que ya están en la capital andaluza”.
Pasada la medianoche, el grupo de árbitros que había elaborado el comunicado que desactivó Louzán hizo llegar el texto a algunos medios, como la Cope: “Los árbitros y las árbitras profesionales del fútbol español desean mostrar su respaldo ante las críticas y presiones recibidas tras la rueda de prensa realizada por parte de los compañeros que dirigirán mañana la gran final de la Copa de su Majestad el Rey”, empezaba.
Quedaban rescoldos, pero el cuerpo principal del incendio parecía haber quedado extinguido a menos de 24 horas del octavo clásico de la historia en una final de Copa.
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