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El Gobierno relativiza la discusión entre Cuerpo y Bessent y cree que hay espacio para negociar con la UE

La reunión fue directa pero no agresiva, según fuentes españolas. Ambos trasladaron sus reclamaciones

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo (izquierda), durante su reunión con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, el 15 de abril de 2025, en Washington.
Carlos E. Cué

En plenas turbulencias financieras y cuando el presidente de la primera economía del mundo ha decidido poner patas arriba el orden que ha regido el planeta los últimos 80 años, ninguna reunión con representantes de la istración de Donald Trump puede ser un trámite protocolario. Sin embargo, la versión que trasladan fuentes del Gobierno español sobre el encuentro en Washington entre Scott Bessent, y Carlos Cuerpo, ministro de Economía y hombre fuerte del Ejecutivo de Pedro Sánchez en esta crisis de los aranceles, se aleja bastante de la frialdad del comunicado que hizo público el estadounidense al final de la cita. Estas fuentes iten que hubo una discusión franca, que las posiciones están alejadas en algunos puntos clave, y que la reunión fue muy directa, pero en ningún momento agresiva ni tensa, y se mantuvo en todo momento en un tono correcto y educado.

El Gobierno español cree que el comunicado, más duro que otros en reuniones similares anteriores con Francia o Alemania, tiene una explicación sobre todo política: Washington quiere lanzar un mensaje a un destacado miembro de la UE en plena negociación con Bruselas por los aranceles, que acaba de comenzar y no será nada sencilla. Cuerpo, explican estas fuentes, se fue de Washington con la sensación de que EE UU quiere negociar en serio, que no es un farol, pero queda mucha discusión antes de llegar a un acuerdo. Pese a las palabras duras de Trump contra la UE, de la conversación con Bessent, Cuerpo dedujo que hay voluntad negociadora porque la Casa Blanca es consciente del riesgo que supone una guerra comercial con la UE y con China a la vez. Aun así, Cuerpo le recordó a su colega estadounidense que mientras no hay acuerdo, muchas empresas españolas sufren cada día aranceles muy duros en sectores clave, como el acero, gravado con un 25%. Esto es, el estadounidense planteó sus reclamaciones, sobre todo la subida del gasto en defensa y quejas por la tasa Google, que grava algunos servicios digitales que prestan las grandes tecnologicas como Google, Meta o Amazon, entre otros, pero el español también puso sobre la mesa las suyas. Aunque reconocen que no hubo avances en los puntos de fricción más claros.

Aun así, la reunión fue bien, según la versión española. De hecho, como gesto para poder seguir adelante, los dos dirigentes decidieron no decir ni una palabra sobre la cuestión más delicada que tenían encima de la mesa: las palabras de Bessent la semana pasada cuando, en pleno viaje de Pedro Sánchez a Vietnam y China, aseguró que la decisión del líder español de acercarse a Pekín sería como “cortarse el cuello”. En una reunión de 45 minutos, muy intensa, los dos hicieron como si esa frase tan polémica nunca hubiera existido, y no hubo ningún reproche específico por el viaje a China. Tampoco Marco Rubio, secretario de Estado de Trump, le había trasladado ninguna queja sobre ese viaje a José Manuel Albares cuando hablaron poco antes de que este comenzara su periplo asiático con Sánchez.

El ministro español de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo (segundo por la izquierda), durante la reunión con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent (segundo por la derecha), este martes en la capital estadounidense.

Bessent sí le preguntó a Cuerpo en varias ocasiones por el viaje a China, pero más bien para entender qué posición había encontrado Sánchez allí y cuáles podían ser los próximos movimientos de un posible acercamiento de la UE a China. Sánchez ha sido el primer líder europeo en viajar a Pekín, pero el presidente explicó a los periodistas que lo acompañaban en el avión que él está haciendo todo de manera coordinada con la Comisión Europea, y de hecho habló con Ursula von der Leyen. La presidenta del Ejecutivo comunitario ha confirmado que también irá a Pekín en julio, para una cumbre China-UE. Washington quiere saber hasta qué punto puede cambiar la política de alianzas de la UE en este nuevo contexto. Cuerpo le explicó que igual que EE UU está buscando una nueva relación con China, la UE también está trabajando para tener una relación más equilibrada para reducir su déficit comercial con el gigante asiático, y para eso es importante que viaje Sánchez allí, como lo hará Von der Leyen, y otros líderes europeos. En cualquier caso, y así lo señalaron los dos en la reunión, España tiene un déficit comercial con EE UU, importa más de lo que exporta allí, así que no supone una amenaza para este país, según la visión de Trump.

Tal como señala el comunicado de Bessent, en la parte más dura, el secretario reclamó a España que suba el gasto en defensa y también le reprochó los impuestos digitales. Pero fuentes del Gobierno español aseguran que no fue en un tono de choque, sino que era algo esperable y que Cuerpo contestó con dos elementos clave, que también explicó en la comparecencia en Washington. En la cuestión del gasto en defensa, el ministro insistió en que España tiene ese compromiso de aumentar el gasto al 2% y lo va a cumplir y además de forma adelantada, como ha garantizado el presidente Sánchez. Cuerpo defendió además de forma clara esos impuestos digitales, que afectan en especial a los gigantes tecnológicos de EE UU. En la visión española, que traslado Cuerpo, es “una imposición justa”, discutida y aprobada dentro de la OCDE, con la que se trata de gravar los beneficios allí donde se producen, como sucede con otros bienes. En este punto no hubo ningún acercamiento porque la visión es antagónica, de la misma manera que Bessent no ofreció ninguna solución para el problema de los sectores que ahora están gravados con un 25% de aranceles y no tienen ninguna moratoria de 90 días.

A nadie se le oculta, y en el Gobierno español lo iten en privado, que Trump y Sánchez están en las antípodas políticas, y que es implanteable que haya una estrecha relación política entre las dos istraciones. De hecho, este jueves estará en Washington Giorgia Meloni, la aliada italiana de Trump, y nadie espera en La Moncloa que Sánchez reciba esa misma invitación. El primer ministro español tuvo una llamada de cortesía con el presidente de EE UU tras su toma de posesión, pero nada más. En estos momentos no son istraciones amigas y con el republicano nunca lo serán. Sánchez solo ha visitado una vez la Casa Blanca en sus siete años de mandato y fue con Joe Biden, mucho más cercano políticamente.

Trump nunca le invitó en su primer mandato y nadie prevé que lo haga en el segundo. Pero eso no impide que La Moncloa y especialmente Albares y Cuerpo busquen la mejor relación posible con EE UU, y logren os con sus homólogos como los de estos días, donde se trasladan las diferencias pero sin llegar a un enfrentamiento. Sánchez, explican en su entorno, era muy consciente de que su viaje a China tenía riesgos por una posible respuesta de EE UU, pero considera que es absolutamente prioritario en un momento en el que está cambiado el orden mundial de los últimos 80 años tener una buena relación con Pekín, y está convencido de haberla consolidado en su tercer viaje en tres años.

Ahora el Gobierno español, con Albares y Cuerpo como punta de lanza, intentará engrasar hasta el máximo posible la relación con EE UU, aunque siempre conscientes de que las diferencias políticas entre la visión del mundo antagónica de Sánchez, un progresista que apuesta por el multilateralismo, el libre comercio y la lucha contra el cambio climático, y Trump, un ultraderechista que no reconoce ni a la OMC, que reniega del orden nacido de Bretton Woods y que se sale del Acuerdo de París, hacen imposible que la relación sea sencilla y mucho menos cercana, al contrario de lo que sucede con Meloni. A La Moncloa de momento le basta con que sea profesional y respetuosa.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
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