¿Cada cuánto tiempo hay que cambiar las almohadas para dormir mejor?
Para lograr un descanso adecuado debemos renovar regularmente las almohadas. Si ha llegado su hora, proponemos un lote de dos, viscoelásticas y antiácaros, que no supera los 50 euros
Al igual que ocurre con el colchón, elegir una almohada apropiada es fundamental —según indican los expertos— “para optimizar la postura en la cama y facilitar un sueño reparador”. Aunque existe una amplia oferta en el mercado y también depende mucho de los gustos de cada uno, no se suelen recomendar las almohadas muy altas o las de plumas. En la guía de compra elaborada por la Organización de Consumidores y s (OCU) se recogen otros aspectos a tener en cuenta, como elegir relleno en función de los hábitos posturales y adquirir una almohada con un ancho superior al de los hombros.
Una vez que hemos dado con la almohada que mejor se adecua a nuestras necesidades, surge otra pregunta: ¿cuánto tiempo de vida útil tiene una almohada? Los especialistas en la materia suelen indicar que, aunque no existe una fecha estándar, lo mejor es cambiar de almohada cada dos años por dos motivos: porque pasado este tiempo se deterioran y deforman los materiales y por una cuestión de higiene.
¿Cada cuánto hay que cambiar la almohada viscoelástica?
Antes de remplazar la almohada también hemos de tener en cuenta los materiales, pues no todos presentan la misma resistencia. Uno de los rellenos más utilizados en los últimos años es el viscoelástico, porque ayuda a mantener la cabeza alineada con la columna. En este caso concreto, la organización estadounidense National Sleep Foundation recomienda renovarlas cada dos o tres años, aunque también aconseja fijarse en su aspecto para comprobar si aparecen signos de desgaste antes de esta fecha.
Si te encuentras en esta situación y ha llegado el momento de cambiar de almohada, en Amazon hemos encontrado este pack de dos unidades viscoelásticas. Es un producto que supera las 15.400 reseñas, de firmeza intermedia (grado 3/5), que ha sido testado para generar una óptima acogida de la cabeza y el cuello. Es decir, no hunde excesivamente la cabeza, pero tampoco resulta muy firme. De esta forma, se garantiza una buena postura al dormir.
