Un whatsapp, una llamada y un acuerdo para la vivienda: así cayó la línea roja entre la CUP y el Govern
La proposición de ley para regular el alquiler de temporada impulsada por la izquierda catalana acaba con años de distancia entre los anticapitalistas y el PSC


El pacto fue sobre vivienda pero la imagen simbolizó mucho más. Laure Vega, número dos de la CUP en el Parlament, sentada en la misma mesa que la consejera de Territorio y Vivienda, Sílvia Paneque, en la séptima planta de la sede del Departamento y firmando los documentos que acreditaban un insólito acuerdo entre dos formaciones, PSC y anticapitalistas (también firmaron ERC y Comuns), antagónicas durante la última década. Ocurrió el pasado martes y evidenció la transformación política del postprocés. La CUP, fuera de la aritmética parlamentaria con cuatro diputados, consolida su refundación para ganar protagonismo en las instituciones y difumina su perfil de no a todo; y el PSC envía un mensaje de flexibilidad ante su minoría en el Parlament.
La aproximación entre el PSC y la CUP llegó desde el bando socialista a finales de febrero. Paneque agradeció por WhatsApp a Vega su tono constructivo en una intervención en el Parlament sobre vivienda; y unas semanas después, a finales de marzo, llegó una llamada. La titular de Territorio ofreció a los anticapitalistas la posibilidad de negociar junto a ERC y Comuns el contenido de una proposición de ley para limitar los precios del alquiler de temporada. Tras consultarlo con el secretariado nacional, la ejecutiva del partido, Vega aceptó. Caían los vetos tras años de reproches. “Si me hubiesen dicho hace un tiempo que llegaríamos a acuerdos con la CUP en vivienda me habría sorprendido mucho”, itió el pasado miércoles el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en el hemiciclo.
La negociación fue “cómoda”, plantean fuentes del Govern y establece un precedente. Ya no hay líneas rojas. La propia Vega planteó a Illa desde el hemiciclo la posibilidad de explorar nuevas negociaciones. “Hemos conseguido que el PSOE se mueva de posición”, celebran desde la formación anticapitalista. ¿Hay un cambio en la relación con el Ejecutivo de Illa? “Si mantenemos la presión para virar el Parlament hacia la izquierda, puede haber un cambio, sí, pero seguimos pensando que este es el Govern más españolista y de derechas de la historia”, responde Non Casadevall, secretario general de la CUP. La defensa del catalán y de la escuela pública se ofrecen como espacios donde las dos formaciones pueden volver a confluir.
Casadevall fue nombrado el pasado mes de octubre cabeza visible de la formación antisistema. El partido asumió un cambio de rumbo orgánico (nunca antes había tenido un secretario general) y político (la apuesta por la desobediencia ha quedado atrás) y pretende ganar peso en las instituciones. “Las instituciones pueden jugar un papel tanto de freno como de palanca y nos ofrecen un altavoz que permite hacer llegar las ideas a las masas”, resume la ponencia política validada por sus bases durante el Procés de Garbí, como denominaron el plan de refundación. Para Casadevall, el pacto refuerza esa estrategia.
No ha sido sencillo llegar hasta aquí porque el diálogo entre la CUP y el PSC era prácticamente inexistente. Más allá de coincidir junto a Junts, Comuns y ERC en el cordón sanitario contra Vox y Aliança Catalana en la Cámara, apenas consta una reunión bilateral entre ambas formaciones a finales de 2024. El Govern expuso su idea para los presupuestos autonómicos, pero la cosa no fue más allá, iten fuentes anticapitalistas, porque las diferencias eran “insalvables”. Fue la tónica de los últimos años: la CUP nunca entró en un gobierno independentista, rechazó las cuentas autonómicas desde 2018 a 2024 y rompió en 2022 el compromiso de estabilidad con el Govern de Pere Aragonès entre críticas a Junts y los republicanos por hacer “autonomismo”. Una fuente del entorno parlamentario del partido ite que la tendencia discordante de los últimos había llevado al resto de partidos a dejar de contar con ellos. Casadavell rechaza esta tesis, asume que la situación ha cambiado porque el PSC se ha movido. “Ante la emergencia habitacional y el clamor de la calle hemos forzado su cambio de postura”, considera el líder de la CUP.
Tras más de una década de protagonismo durante el procés, no está siendo una legislatura sencilla para la CUP. Con apenas cuatro diputados en el Parlament (su peor resultado desde 2012), la aritmética parlamentaria ha convertido a los anticapitalistas en una formación innecesaria para los pactos del Govern (se apoya con ERC y Comuns, suficientes para alcanzar los 68 que establecen la mayoría absoluta) y su proyección mediática es reducida. El pacto por la vivienda le ha devuelto el foco en el hemiciclo, pero la formación sabe que el camino requiere tiempo. “Somos la correa de transmisión entre la calle y el Parlament y estamos en la buena dirección”, apunta Casadevall. “Con más huelgas de alquiler y con más organización popular avanzaremos más”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad , así podrás añadir otro . Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
