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Pietro Beccari, CEO de Louis Vuitton: “La misión de Louis Vuitton es sorprender. Nada es demasiado grande para nosotros”

La ‘maison’ debutó en Melbourne como patrocinador principal de la F1, una relación que no es del todo nueva

"La misión de Vuitton es sorprender. Desde 1854, cultivamos lo inesperado", explica el CEO de la 'maison'.
Daniel García López

“Queremos que sea un hito en la historia del patrocinio deportivo”, dice Pietro Beccari, consejero delegado de Louis Vuitton, sentado en un sofá de la zona VIP que la marca ha acondicionado en el circuito de Melbourne. Nos dedica unos minutos a los periodistas con el zumbido de los coches de Fórmula 1 de fondo, y rodeados del murmullo de una mareante barra libre: pasan bandejas con comida, los camareros se ocupan de rellenar tu copa —Moët, preferentemente— o, si tienes el capricho, puedes pedir un blini de caviar con un chupito de vodka helado en un puesto con el logo de Belvedere.

El gran salón blanco es un perfecto muestrario no solo de los espirituosos del grupo LVMH, sino de las capacidades del mayor grupo de lujo del mundo, que debuta con su joya de la corona y marca más importante por facturación, Louis Vuitton, como patrocinador principal de la Fórmula 1. El logo de la maison, estampado sobre un fondo azul marino y borroso como si estuviera en movimiento, es omnipresente: decora las lindes del circuito, y los pasos de los semáforos. Una elegante forma de omnipresencia. “Estamos muy contentos de estar aquí, porque es el inicio de una colaboración de diez años. Implicarnos con este deporte demuestra nuestra voluntad de formar parte del presente. No queremos quedarnos dormidos. Queremos contribuir a los movimientos culturales”, afirma un Beccari dinámico y bronceado, vestido con traje azul esbelto y zapatillas negras Louis Vuitton. Y añade: “A los jóvenes les encanta este deporte”.

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Llueve afuera y los coches pasan embalados salpicando agua, pero las gradas están llenas de gente que se cubre como puede. En el pasado habría sido anatema que Louis Vuitton, hoy por hoy la firma de lujo más célebre del mundo, hubiera unido su destino inmediato a la Fórmula 1, pero ni Vuitton es ya un tranquilo fabricante de baúles ni la F1 un fenómeno para forofos. En los últimos cinco años, a raíz del confinamiento y del éxito de la serie de Netflix Fórmula 1: La emoción de un Grand Prix, la audiencia ha cambiado drásticamente: es mucho más joven y diversa, como indicaba Beccari, y también más femenina. La F1 —que este año celebra su 75 aniversario— está en plena expansión. Su propietaria desde 2017, la empresa estadounidense Liberty Media, está gestionando el deporte como si fuera una marca global: con eventos multitudinarios e inmersivos y diversificando sus productos ya sea con contratos de licencia —con los fabricantes de juguetes Lego o Mattel, por ejemplo— o financiando F1, la película protagonizada por Brad Pitt y coproducida por el propio Pitt, el piloto Lewis Hamilton o Jerry Bruckheimer (mítico productor de la saga Top Gun o Detective en Hollywood), y que se estrena en junio. La idea es tener una oferta para todas las edades y que los fans de las carreras obtengan mucho más aparte de verlas en directo. Eso sí, “la F1 es una firma , Queremos ser muy cuidadosos con lo que vendemos”, declaró en marzo al Financial Times Emily Prazer, directora comercial del negocio.

El circuito de Melbourne estrena el patrocinio de Louis Vuitton en F1.

Este es uno de los aspectos en los que la colaboración con Louis Vuitton es clave. “Stefano [Domenicali, consejero delegado de F1] tuvo la perspectiva de cambiar el negocio, y la valentía para cambiar de patrocinador. LVMH tiene la visión suficiente como para influir en este deporte, enriquecerlo y llevarlo al siguiente nivel”, explica Beccari. “Vamos a aportar el chic”. Vuitton también pueden ayudar a la F1 en mercados donde no hay tanta cultura de la competición automovilística: “En China, por ejemplo, Louis Vuitton es mucho más fuerte que la F1, de modo que podemos darle visibilidad”, afirma. Para el directivo, el beneficio es inmediato: “Los pilotos se nos acercan para ser amigos de la casa. Creo que ya estamos cambiando algo estando presentes y visibles en el circuito hoy”. Mientras hablamos queda fuera de la carrera el último español, Fernando Alonso (nada más salir, Carlos Sainz ha chocado con Doohan y también ha tenido que tirar la toalla). Ya no llueve. Finalmente gana Lando Norris, del equipo McLaren, justo cuando vuelve el mal tiempo, que hace que la lluvia se mezcle con el champán del podio.

Lando Morris, piloto de McLaren, posa con el trofeo del Louis Vuitton Australian Gran Prix.

Norris se lleva a casa el trofeo del Louis Vuitton Australian Gran Prix en un baúl de la maison especialmente diseñado y fabricado en el taller de Asnières, y pintado con la V de la victoria. El público baja al circuito y el lugar se convierte en un eufórico bullicio. ¿Cree que implicarse con un evento tan masivo podría comprometer la magia de su firma? Beccari sacude la cabeza. “La misión de Vuitton es sorprender. Desde 1854, cultivamos lo inesperado. Para eso vivimos. Nada es demasiado grande para Louis Vuitton”.

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Sobre la firma

Daniel García López
Es director de ICON, la revista masculina de EL PAÍS, e ICON Design, el suplemento de decoración, arte y arquitectura. Está especializado en cultura, moda y estilo de vida. Forma parte de EL PAÍS desde 2013. Antes, trabajó en Vanidad y Vanity Fair, y publicó en Elle, Marie Claire y El País Semanal. Es autor de la colección ‘Mitos de la moda’.
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