No votar
La decisión es la consecuencia lógica, la acción natural de quienes nos hemos opuesto sistemáticamente al proyecto judicial del morenismo


Resulta curioso que si te manifestaste en contra de la reforma que presentaron las fuerzas que conforman el oficialismo, si advertiste que era un despropósito de consecuencias incalculables; si denunciaste la manera en que se aprobó por vergonzosa: primero en un gimnasio donde sesionaron los diputados y después con la compra del infame senador Yunes -lo que se pudo ver en directo en televisión- y con la abyección rastrera del ministro Pérez Dayán; si señalaste que el procedimiento de selección de candidatos fue turbio, ridículo en las tómbolas y absolutamente cargado al oficialismo; si criticaste abiertamente el proceso electoral para elegir al personal judicial por ser inequitativo, confuso, amañado y sin ninguna garantía propia de una elección como son que los votos se cuenten el mismo día de la elección y que se destruyan las boletas que no se usen; si advertiste que había poca claridad en las carreras de los candidatos por lo que era viable que se colaran personajes vinculados al crimen; si dijiste hasta el cansancio que los jueces, magistrados y ministros no tenían por qué ser elegidos por votación popular y subrayaste que la reforma judicial y la elección judicial serían una catástrofe para el sistema de justicia de este país. Si sostuviste todo eso, ahora resulta que si decides no votar en el mamotreto del domingo –en consecuencia con tus dichos- eres antidemocrático y estás boicoteando el nacimiento del proyecto popular y justiciero del pueblo de México.
Es absurdo y hasta cínico pedir a los quejosos que participen animada y abiertamente a favor de la causa de su denuncia. Se entiende, la 4T no es el espacio en que es necesario tener consecuencia entre los dichos y los hechos. Pero para dejarlo claro: no votar el domingo es la consecuencia lógica, la acción natural de quienes nos hemos opuesto sistemáticamente al proyecto judicial del morenismo. Uno escucha en los defensores del sufragio dominical que la reforma es mala, que el proyecto está chueco, que no fue lo mejor, que no saldrá bien, pero es lo que hay y eso obliga a participar. Pues no, quizá obliga a los que la defendieron y creyeron en ella y ahora rumian desencantados el resultado de su arrogancia.
Habrá consecuencia y serán con tu voto o sin tu voto, te advierten sacerdotales los ahora radicales sufragistas. Habrá que recordarles que los demócratas estamos acostumbrados a ganar o a perder. Hay ahora en el poder quienes creen que las victorias son para siempre porque les pareció eterna su derrota. Se equivocan. En lo personal no voté por Sheinbaum y aquí me tienen sin ningún problema con mi voto ni con la legitimidad del triunfo de la presidenta. ¿Me gusta su proyecto y su gobierno? En general, casi nada, pero eso no nos hace antidemocráticos ni a ella ni a mí. Tampoco creo que quien no participó en los comicios del año pasado le haya quitado brillo a su triunfo o contundencia a mi derrota. Eso no pasará con la elección del domingo porque se trata de un proceso sin garantías para nadie más que para el partido en el gobierno. Ni siquiera para quienes participaron como candidatos y lo peor del asunto es que el elector es lanzado a sufragar en condiciones de confusión y desorden como no habíamos visto nunca en este país. La diferencia es que la elección del domingo es el capricho de un grupúsculo en el poder que no tiene ni siquiera la capacidad técnica para llevar a cabo sus despropósitos. La elección de Sheinbaum fue un proceso de participación abierta con el consenso de todos los participantes, empezando por los electores. La del domingo es un evento producto de la pretensión de control, la prepotencia y la ineptitud de una clase gobernante rapaz.
Claro, los jueces que vienen serán producto de la elección. Nunca he pensado que los jueces deben ser seleccionados por el voto popular. Por eso no pienso reclamarle a los próximos togados haber participado en un proceso al que fueron obligados. Y para bien o para mal, acataré sus sentencias como ordena una democracia. Por eso, sin dilema alguno, no votaré el domingo.
@juanizavala
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