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Se necesita experto en ‘prompts’: las empresas buscan profesionales que sepan hablar con la IA

Conocer las instrucciones precisas que darle a ChatGPT para obtener las mejores respuestas es un reto que cada vez más trabajadores añaden a su currículum

Raúl Ordóñez, formador en habilidades relacionadas con la IA, en una fotografía cedida.
Luis Enrique Velasco

ChatGPT vino al mundo sin manual. Aunque inicialmente su uso parecía intuitivo, la mayoría de s desconocían dónde estaban los límites del asistente conversacional y qué podía hacer realmente. Dos años y varios meses después de la salida del chatbot de OpenAI, las dudas están parcialmente resueltas. Al parecer, hay una forma “correcta” de hablar con estos agentes virtuales y quienes alcanzan la maestría en esta habilidad han recibido hasta un nombre propio: ingenieros en prompts. O al menos así los califica la última guía de 68 páginas que Google publicó a inicios de este mes.

Los prompts son las frases o instrucciones que los s introducen en modelos de lenguaje como ChatGPT, Gemini o Llama. Lee Bonstra, ingeniera jefa en la tecnológica Alphabet y autora del manual, deja claro que para obtener mejores respuestas hay que hilar fino en la petición a los asistentes. “Los prompts mal formulados pueden generar respuestas ambiguas o inexactas, y limitar la capacidad del modelo para producir resultados significativos”, describe.

Esta habilidad es cada vez más demandada por las empresas y solicitada por los profesionales. La IA generativa ha demostrado ser capaz de generar un corto publicitario, redactar una campaña de marketing desde cero o automatizar gran parte del trabajo en un bufete de abogados. Sin embargo, la consultora McKinsey advertía a inicios de 2024 de que solo el 4% de trabajadores españoles se sentía preparado para utilizar estas herramientas.

Raúl Ordóñez, formador en habilidades relacionadas con la IA, es testigo de la brecha entre el rápido avance tecnológico y la preparación del talento humano. “Las pequeñas y medianas empresas españolas sienten que se están quedando atrás”, cuenta por videollamada. “No saben cómo dar el primer paso para adoptar la IA”, señala este experto que estudiaba las aplicaciones de IA desde antes del lanzamiento de ChatGPT, en noviembre de 2022.

La formación que Ordóñez imparte a las empresas se divide en dos bloques, primero se concentra en explicar una visión general de la IA: qué es, para qué sirve y qué aplicaciones tiene en distintos sectores, y luego profundiza en el prompt engineering (ingeniería de instrucciones o prompts en español). “Es una habilidad transversal que está afectando a todas las profesiones, sin excepción”, apunta.

Raúl Ordóñez, formador en habilidades relacionadas con la IA, en una fotografía cedida.

Pau Garcia-Milà, director de Founderz, una academia en línea que imparte cursos de escritura de prompts, explica que “en marketing, por ejemplo, escribir una buena instrucción puede significar pasar de un texto genérico a una campaña altamente personalizada en segundos. En desarrollo de software, está ayudando a programadores a generar código más rápido y en el segmento educativo permite personalizar el aprendizaje para que cada estudiante reciba explicaciones a su nivel y con ejemplos que realmente le interesen”. Detrás de un buen resultado, resalta, se encuentra la precisión con la que un puede escribir una instrucción.

“No se trata solo de escribir una frase, sino de entender cómo funcionan estos modelos y ajustar la manera en que interactuamos con ellos. Si lo piensas, es como cuando explicas algo a otra persona: si lo haces de forma confusa, no te entenderá bien. Con la IA pasa lo mismo”, expone Garcia-Milà.

La fiebre de los prompts ha invitado a muchas escuelas en línea a incluir programas de formación o a reclutar talento que sepa de prompting. Ejemplo de ello es Shakers, una empresa emergente enfocada en conectar profesionales independientes. Su fundador, Héctor Mata, comparte que saber interactuar con la IA está ayudando a compañías y profesionales a identificar procesos automatizables. “Esto implica que quienes desarrollen habilidades en el uso estratégico de la IA tendrán una ventaja competitiva significativa”, resume. Y agrega que en Estados Unidos estos perfiles pueden ganar entre 150.000 y 300.000 dólares anuales (entre 130.300 y y 260.700 euros), mientras que en Europa y América Latina las cifras son menores, “pero aún competitivas”.

Vicenç Alvaro, de la consultora especializada en talento humano ManpowerGroup, comenta que para las empresas lo más importante es que los empleados sepan leer y medir la calidad del “dato” que les entrega un chatbot, pero que efectivamente hay un aumento de compañías que se fijan en las habilidades en IA a la hora de contratar. “En poco tiempo será tan esencial como tener conocimientos en el paquete de [Microsoft] Office”, alega.

En su manual, la ingeniera de Google, Bonstra, explica que los modelos de lenguaje son esencialmente motores de predicción que reciben como entrada un texto y predicen cuál debe ser el siguiente “token” (la unidad mínima de información) basándose en los datos con los que fueron entrenados. En consecuencia, la ingeniería de prompts, señala, consiste en diseñar entradas de alta calidad que orienten al modelo para producir resultados precisos. “No es necesario ser científico de datos ni ingeniero en aprendizaje automático para redactar un prompt correcto, cualquier persona puede hacerlo”, resalta.

¿Y en principio, qué compone un prompt bien hecho? El mismo ChatGPT describe que una instrucción correcta tiene tres partes: contexto, propósito y lenguaje estructurado. Ante la petición de que genere un ejemplo de prompt aleatorio que reúna las tres condiciones, responde lo siguiente: “Actúa como un asesor de comunicación política con experiencia en campañas digitales. Necesito que redactes un hilo de X (antes Twitter) para un candidato joven, progresista y cercano, que busca conectar con votantes de entre 20 y 35 años. El objetivo es explicar de forma sencilla su propuesta sobre vivienda. Usa un tono claro, empático y con llamados a la acción. El hilo debe tener entre cinco y siete tuits, empezando con un tuit llamativo que enganche al lector”. Los expertos consultados coinciden en que, en líneas generales, esas son las condiciones que un pompt requiere para ser efectivo.

Cristina Aranda, doctora en Lingüística y cofundadora de Big Onion y Mujeres Tech, considera que, en efecto, existe una metodología “para lograr respuestas eficientes de la IA que ahorren tiempo e impacten en la productividad”. Sin embargo, argumenta que la comunicación entre humanos y máquinas no ha cambiado de cara al pasado. “Son sistemas que necesitan instrucciones, que no va a hacer nada sin que se lo pidas y, en realidad, son muy tontas. Las IA están entrenadas con todo lo extraído de internet o grandes bases de datos sin que se trabaje en la calidad del dato”, asegura Aranda. Y previene a las empresas de “acompañar al empleado” para evitar excesiva confianza en su uso.

Andrés Blanco es consciente de la utilidad de aprender a hablar con los agentes virtuales. Este emprendedor de 18 años lanzó el año pasado un sitio web sin ánimos de lucro que orienta a los s a escoger el mejor agente virtual para su trabajo. Considera que no solo es importante conocer la estructura correcta del comando escrito, sino principalmente tener curiosidad y seguir preguntando hasta llegar a una respuesta convincente.

“Ahí está el aprendizaje y la fuente de creatividad”, sostiene por teléfono. Además, cuenta que la mayoría de firmas reconocidas que diseñan grandes modelos de lenguaje están sacando manuales para entender la IA, lo que para Blanco son fuentes de aprendizaje fiables para iniciarse el uso de esta tecnología. A mediados de abril, la estadounidense OpenAI lanzaba una guía de 34 páginas dedicada a explicar cómo construir agentes de IA, que según los expertos son el siguiente escalón de esta tecnología en la automatización de tareas.

Garcia-Milà, de Founderz, va más allá y cree que el prompt engineering debería enseñarse en colegios y universidades: “No como una asignatura independiente, sino integrada en distintas áreas. Así como hoy los estudiantes aprenden a escribir ensayos o a usar Excel, en el futuro tendrán que aprender a estructurar prompts para obtener respuestas útiles de una IA”. Para Ordóñez está claro: “En el mundo profesional, hablar con la IA correctamente se ha convertido en una herramienta tan necesaria como leer y escribir”.

Esta fiebre ha llegado, aunque parcialmente, a Latinoamérica. Mario Cuche habla con optimismo de la inteligencia artificial y su uso masivo. “Viene a devolver a la tecnología a quienes pensaron que ya no podrían beneficiarse de ella, como las personas adultas mayores”, cuenta por videollamada desde Chile. Este formador ha visto cómo la venta de sus formaciones presenciales sobre IA se ha disparado desde el inicio del año. “En cuatro meses he impartido la misma cantidad de formaciones que en todo 2023″, subraya. Y aunque cree que en países como Chile la formación está siendo más lenta que en Europa, señala que el interés va en aumento porque cada vez más profesionales de todas las ramas ven que la IA tiene alguna aplicación en su campo.

“Vi como un profesor lloraba porque las planificaciones que antes le tomaban dos semanas realizar ahora puede hacerlas en unos minutos”, rememora. No obstante, no está de acuerdo con que a la serie de habilidades de hablar con la IA reciba el nombre de ingeniería de prompts. “Aleja a la gente de lo que realmente significan interactuar con estas herramientas”, dice. Para Cuche la inteligencia artificial nace de la premisa de que todo el mundo puede acceder a ella a través del lenguaje natural y que su valor radica precisamente en la simpleza de hablar sin saber nada de programación previamente. “Bastará con que muchas personas sean prompt carpenters (carpinteros de instrucciones en español)”, comenta.

La mayoría de expertos consultados consideran que la rápida evolución de la IA permitirá a los chatbots como ChatGPT entender instrucciones complejas sin la necesidad de escribir prompts estructurados. Entonces, ¿podría quedar obsoleto el prompt engineering en algunos años? Es posible, responde Mata, de Shakers: “A medida que la IA mejora su comprensión del lenguaje y el contexto, las instrucciones detalladas podrían volverse menos necesarios. Creemos que la ingeniería de prompts evolucionará hacia enfoques más estratégicos, como el ajuste de modelos personalizados o la creación de agentes autónomos”.

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Sobre la firma

Luis Enrique Velasco
Colaborador de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con el foco puesto en el sector tecnológico y sus repercusiones sociales. Ha pasado por la sección de Economía del diario, así como por las redacciones de Empresas y Mercados, en Cinco Días, donde dio sus primeros pasos en el periodismo.
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