Puerto Rico defiende a la rana coquí de los turistas que quieren “silenciar” su canto nocturno
Un mensaje en redes sociales sobre un “spray” para callar a la ranita desata una ola de indignación en la isla, en plena crisis de masificación turística y desplazamiento forzado de sus habitantes


Cuando cae el sol en Puerto Rico comienza un concierto, en el que miles y miles de ranas cantan “coquí, coquí” hasta el amanecer. Es el sonido de un pequeño anfibio homónimo a ese icónico canto que es endémico de la isla y está bajo amenaza: tres de sus 17 especies ya han desaparecido y otras cuatro están en peligro de extinción. El gran culpable es el cambio climático, pero recientemente las ranitas también se enfrentan a otro agresor: el turista. Una publicación en redes sociales sobre un viajero en busca de un “spray” para callar a los coquíes ha desatado una ola de indignación entre los boricuas, para quienes la rana es un símbolo de identidad, pero también de su resistencia frente a la crisis de masificación turística y gentrificación que está causando el desplazamiento forzado de su gente y la muerte de su fauna.
La polémica comenzó hace un par de semanas, después de que un de la plataforma Reddit compartiera un post en un foro de más de 750.000 dedicado al turismo en Puerto Rico. El turista solicitaba ayuda para lidiar con el “ruido” de los coquíes. “Escuché a una pareja en un restaurante en Condado (en San Juan, la capital) hablando sobre un spray que usaron en su Airbnb para evitar que las ranas croen toda la noche, ya que son extremadamente ruidosas, y dijeron que les funcionó. No pillé qué tipo de producto era y se fueron antes de que pudiera preguntarles, y no he encontrado nada en internet ni en tiendas. ¿Alguien sabe qué podrían estar usando?”, escribió en inglés. “Definitivamente me gustaría conseguir algo así. Me encanta la naturaleza, pero Dios mío, esas cosas son demasiado ruidosas por la noche y un poco molestas”, opinó.
El hilo del post, que fue posteriormente eliminado, no tardó en llenarse de respuestas de puertorriqueños enfurecidos por lo que consideraron no solamente un ataque a una especie nativa en peligro, sino un desprecio hacia la cultura de la isla. El asunto ha ido más allá de Reddit, donde el turista parece haber borrado su cuenta. “Si no te gusta el sonido de coquí, sal de Puerto Rico”, “¿Alguien sabe de algún spray para alejar a los gringos de Puerto Rico?”, o “Edúquese y respete nuestro hogar”, son algunos de los comentarios que se han hecho en Instagram, TikTok y X. Hasta Bad Bunny, estrella mundial y orgullo de la isla, se sumó a las críticas y posteó en su historia de Instagram la parte de su canción LO QUE LE PASÓ A HAWAii donde se escucha el canto de la rana.
Es difícil precisar a qué producto se refería el turista. Lo más probable es que sea algún químico —como un pesticida o lejía— que esté matando a los coquíes, no solamente silenciándolos, explica Rafael Joglar. El profesor e investigador en el Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico lleva más de cinco décadas estudiando la rana, y es el fundador de Proyecto Coquí, una organización sin fines de lucro para preservar e investigar anfibios y reptiles. “Nuestro grupo está muy alarmado porque nos preocupa que sigamos perdiendo otras especies más. Tenemos una situación delicada en Puerto Rico con los coquíes”, asegura por teléfono.
De acuerdo al experto, si el coquí deja de cantar, deja de comunicarse y, por tanto, no se reproduce. Y si no se reproduce, va desapareciendo, como ya han hecho tres especies de coquí. Solo el macho canta y en realidad tiene dos notas: el “co” y el “quí”. “El ‘co’ es para advertirle a otros machos que están cerca de que no entren en su territorio. Es un sonido que únicamente los machos pueden oír”, explica Joglar. En el caso del “quí”, es un sonido que solo oyen las hembras y “es una llamada para invitarlas a una noche de romance”.
El oído humano, sin embargo, detecta ambos sonidos en el “coquí, coquí” que se repite toda la noche. El canto a veces varía si, por ejemplo, hay dos machos comunicándose; en ese caso se repite solo el “co”. O si se acerca una hembra, la rana insiste en el “quí”. “Son animales muy inteligentes”, apunta Joglar. “Se colocan en lugares estratégicos. Se meten en las ventanas de las casas, por ejemplo, o se meten en troncos de árboles, para producir un efecto de amplificación de sonido. Es como si buscaran micrófonos”.
El investigador reconoce que es un sonido que, para los extranjeros que visitan la isla, puede resultar difícil de asimilar, especialmente a la hora de dormir. “Nosotros estamos acostumbrados a estos animales culturalmente y socialmente, pero también fisiológicamente, al punto de que casi no los escuchamos. Ni nos damos cuenta de que están cantando. Pero para la persona que llegue aquí por primera vez, el sonido es bien fuerte. Y sé de gente que los mata”, señala. Joglar no ha podido comprobar cuál es el supuesto spray para callarlos, pero asegura que en sus años de investigación ha dado con casos de turistas que matan coquíes.
El turista como “especie invasiva”
La violencia hacia el coquí se da en un contexto de turismo excesivo en la isla, que ha creado una crisis de vivienda y desplazamiento, especialmente a manos de turistas estadounidenses. Puerto Rico es un territorio de y controlado por Estados Unidos, cuyos habitantes son ciudadanos estadounidenses, pero no pueden votar al presidente ni tienen representación significativa en el Congreso federal. La isla tiene su propio Gobierno insular, que junto al federal por décadas ha fomentado la gentrificación del territorio caribeño, entregando beneficios fiscales a inversores y turistas a cambio de que se muden a Puerto Rico y compren terreno, edificios, casas, escuelas... Esto ha hecho que el precio de las viviendas se dispare y que la isla sea cada vez menos habitable para los locales.
Es por ello que tantos boricuas se han visto reflejados en los ataques hacia el coquí. Para Arturo Massol Deyá, biólogo de la Universidad de Puerto Rico, el querer fumigar a los coquíes “es muy simbólico de lo que representa una especie invasiva”. La especia invasora es aquella que se introduce en un ecosistema diferente a su hábitat natural y causa daños en su nuevo entorno. “Cuando uno piensa en el coquí y piensa en que este es su ecosistema natural, uno tiene que preguntarse quién es el que está en el lugar equivocado. Y el que está en el lugar equivocado no es el coquí. Ese es un tesoro natural y un tesoro nacional”, el experto señala por llamada telefónica.

“Si te molesta el sonido es porque evidentemente tú no eres de aquí. Es ese simbolismo de estas personas que vienen a ocupar estos espacios y les molesta el coquí, el puertorriqueño y nuestra cultura. Y de la misma forma que le quieren echar spray al coquí, lo echarían a los puertorriqueños”, opina el también director ejecutivo de Casa Pueblo, una organización de autogestión comunitaria que lucha por la conservación de los recursos naturales locales e impulsa el uso de la energía solar. “El problema no es el coquí; es el invasor que está en el lugar equivocado con una postura en la que todo se resuelve con el exterminio”.
Frente a esta realidad, Massol Deyá destaca la importancia de educar al turista sobre los atributos naturales de la isla y la importancia de cuidarlos: “Hay mucho potencial en Puerto Rico para atraer un turismo diferente a este”. Joglar, del Proyecto Coquí, concuerda: “Al gringo que venga y le molesten los coquíes, le podemos enseñar. Y si aún le molesta, que se ponga unos tapones de oído y ya”.
A Joglar le preocupa más aún lo que supone el cambio climático para esta especie. “Los anfibios del mundo están extremadamente amenazados y la amenaza principal es el cambio climático. Ese es el verdadero peligro para el coquí”, asegura. El experto denuncia que en Puerto Rico, el Gobierno local está promoviendo cada vez más el uso del gas natural y del carbono, a la vez que en Washington el actual presidente expande el uso de combustibles fósiles. “Convencer al turista gringo de que no moleste más no es tan complicado, ¿pero convencer a la gobernadora Jenniffer González y al presidente Donald Trump de que usen energías renovables? Eso es imposible. Y está dando lugar a una masacre de coquíes”, alerta.
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