El arte de pintar mal: ¿son estos cuadros tan mediocres como parecen?
Una muestra en Barcelona propone una genial contrahistoria de la pintura figurativa a través de las peores obras de la colección del MNAC


Viñetas fallidas sobre el bienestar doméstico, retratos de bebés involuntariamente monstruosos. Pomposas alegorías religiosas con significados abstrusos, bodegones de lo más banal que perpetraron pintores aficionados en una tarde de domingo. La solemnidad excesiva que distingue a lo pompier y la frívola banalidad propia del gusto pequeñoburgués, reflejada en mediocres pastiches de Picasso o Degas. Cualquier cosa excepto indiscutibles obras maestras es lo que uno encuentra en Bad Painting?, la nueva exposición en Can Framis (Barcelona). La muestra propone una especie de contrahistoria de la pintura figurativa a través de una selección de los peores cuadros de la colección del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), de donde proceden la mayoría de obras, sumados a los de dos colecciones privadas: la Fundación Pazos Cuchillo y la Fundació Vila Casas, impulsora de esta inhabitual iniciativa.
La exposición está comisariada por el ensayista Eloy Fernández Porta y el artista Carlos Pazos, que también expone un pequeño conjunto de obra propia, como si fuera un contrapunto contemporáneo, sugestivo pero no siempre necesario, a un genial florilegio de lienzos mediocres realizados entre 1850 y 1950. Constituyen una monumental historia del kitsch catalán para la que cuesta encontrar precedentes de envergadura. El único podría ser el de Dalí con su proyecto inacabado de libro, El arte de la historia, cuya intención consistía en “demostrar que todos los pintores que han sido considerados buenos eran malos, y viceversa”.
Por honestidad intelectual, la muestra no aspira a provocar semejante inversión de valores, aunque el interrogante que pone fin a su título sí nos empuja hacia cierto abismo estético y moral. ¿Son tan terribles estos cuadros repletos de pésimas soluciones visuales, composiciones desafortunadas, líneas torcidas y ejes incongruentes? En cada uno de los apartados temáticos de la exposición aparece, por lo menos, un ejemplo que suscita cierto vértigo en el espectador. Y le hace dudar de si esta pintura bastarda, que hasta hace pocas semanas criaba polvo en un almacén de museo, es tan mala como parece.